En un acto histórico y sin precedente, la ANAM inició el proceso de remoción de los semovientes o vacas salvajes de la isla de Coiba, cuya cantidad en diversas partes de la isla supera las 3 mil.
Ahora se inicia la fase de encierro de las vacas y los estudios para diagnosticar si son sanas, en su mayoría criollas, cebú y búfalos.
Coiba, la mayor isla del litoral pacífico panameño, a 250 kilómetros de esta capital, es una reserva de vida silvestre, llena de selvas tropicales, que circundada de un arrecife de coral, protege ecosistemas marinos, insulares y costeros. .
Se trata de uno de los parques marinos más extensos del mundo y es la isla más grande del Pacífico Americano, fue declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO En el año 1980.
Al principio se tenía contemplado encerrarlas y luego enviarlas a Veraguas para matarlas, pero en la actualidad se estudia la posibilidad de dejarlas vivir dentro de la estación aeronaval que se tiene proyectada en esta isla, también haciendo otros estudios sobre el destino final de las vacas.
El pasado 12 de enero se comenzó este proceso con la construcción de los corrales, de manera inicial, unas 20 vacas fueron puestas en el corral, pero se estresaban y hubo que darles suero.
Debido al aislamiento geográfico de la isla, en el 1910 se estableció una colonia penal, que hace unos diez años dejó de existir, pero contribuyó a mantener los bosques de esta isla en estado inalterado y sus espectaculares paisajes en forma virgen.
Durante la época del penal, las vacas cimarronas eran aprovechadas por su leche y carne para los reclusos, pero al salir los internos de las cárceles, estos animales quedaron dispersos por la isla y propensos a enfermedades.
El desalojo de animales en áreas protegidas se ha dado en otros países, con cerdos, chivos, perros y galápagos, no así con vacas, por lo que es la primera vez.